Answering Questions that have not yet been Asked
Por lo general es bastante recomendable no hablar de religión ni darle muchas vueltas a la idea de Dios. Probablemente tampoco sea muy útil perder el tiempo en este tipo de reflexiones. Demás está decir que debido a la naturaleza misma de toda discusión metafísica queda nula toda posibilidad de argumentar ciertas posiciones en base a evidencia empíricas por lo que todo lo que se pueda decir acerca de la existencia de Dios queda en un plano especulativo. Y es el carácter especulativo del discurso metafísico lo que ha llevado a plantear que en última instancia el asunto se resuelva a través de un acto de fe.
Muchas de las personas que no han tenido la fortuna de ser iluminados por la fe y que por lo tanto son capaces de reconocer este carácter especulativo que tiene el conocimiento sobre la existencia de Dios lejos de declararse ateos directamente, prefieren mantener una posición agnóstica con respecto a este tema. Tenemos que reconocerle al agnosticismo y en general al escepticismo que lo sustenta que es evidentemente imposible demostrar tanto la existencia como la inexistencia de Dios. Sin embargo, este límite de la razón que desvela el escepticismo encierra en si el peligro de llevarnos a pensar que toda opinión no solo sobre metafísica, sino sobre cualquier otro asunto de carácter abstracto y especulativo como lo es el arte, la política, la libertad, la justicia, dignidad, etc., están al mismo nivel y son igualmente validos, puesto que en la mayorías de estos casos demostrar su facticidad es tan difícil como delimitar objetivamente su definición. Las ventajas de sostener el relativismo que subyace a todo el pensamiento escéptico parecen ser obvias, siempre se es políticamente correcto (un buen intelectual burgués), es posible contar siempre con una garantía contra todo dogmatismo, es funcional al proceso de globalización en la medida que promueve el valor de la tolerancia, y sobre todo el escepticismo nos brinda un argumento cómodo y racional para cerrar la discusión, para poder decir que especular sobre dios y metafísica es poco recomendable y poco útil.
Pero creo que el asunto de la metafísica no se agota en demostrar la existencia o no de Dios, sería tan ilógico como pensar que el problema de la verdad se agota en los límites impuestos por el paradigma verificacionista de la ciencia. Por eso creo que es necesario cambiar la pregunta, ya no por la existencia, sino por el propósito de Dios. Esta pregunta es anulada desde el ámbito de la fe introduciendo la noción de misterio y argumentando la imposibilidad de comprender la naturaleza divina, la anulación de esta pregunta se puede encontrar en Descartes y en la aparición de Jesús a San Francisco de Asís. Desde el ámbito del escepticismo esta pregunto ni siquiera es formulada.
La noción de Dios y el surgimiento de la metafísica en general responden a la necesidad del hombre de ordenar y dar sentido o propósito a la realidad. Entonces es posible constatar que la existencia de Dios se postula como la instancia que trasciende el mundo ya que da sentido y explica la vida en función de un determinado fin. La explicación del mundo, de la vida y todo lo demás se coloca fuera del plano de material. Sin embargo, esa segunda instancia queda en el aire, sin propósito ni trascendencia puesto que tal como lo señala Cortazar “Toda tentativa para explicarlo fracasa por una razón que cualquiera comprende, y es que para definir y comprender habría que estar fuera de lo definido y lo entendible”. De ahí que podemos concluir que la existencia de Dios (o cualquier otro sistema metafísico de naturaleza teleológica) no puede conjurar el absurdo de la existencia misma y por lo mismo su existencia nos debiese ser indiferente, o en palabras de Nietzsche “Aunque la existencia de un mundo semejante [un mundo metafísico], fuese de las mejor probadas, también quedaría establecido que su conocimiento es el más indiferente de todos los conocimientos; más indiferente aún de lo que es para el navegante en la tempestad, el conocimiento del análisis químico del agua”.
Muchas de las personas que no han tenido la fortuna de ser iluminados por la fe y que por lo tanto son capaces de reconocer este carácter especulativo que tiene el conocimiento sobre la existencia de Dios lejos de declararse ateos directamente, prefieren mantener una posición agnóstica con respecto a este tema. Tenemos que reconocerle al agnosticismo y en general al escepticismo que lo sustenta que es evidentemente imposible demostrar tanto la existencia como la inexistencia de Dios. Sin embargo, este límite de la razón que desvela el escepticismo encierra en si el peligro de llevarnos a pensar que toda opinión no solo sobre metafísica, sino sobre cualquier otro asunto de carácter abstracto y especulativo como lo es el arte, la política, la libertad, la justicia, dignidad, etc., están al mismo nivel y son igualmente validos, puesto que en la mayorías de estos casos demostrar su facticidad es tan difícil como delimitar objetivamente su definición. Las ventajas de sostener el relativismo que subyace a todo el pensamiento escéptico parecen ser obvias, siempre se es políticamente correcto (un buen intelectual burgués), es posible contar siempre con una garantía contra todo dogmatismo, es funcional al proceso de globalización en la medida que promueve el valor de la tolerancia, y sobre todo el escepticismo nos brinda un argumento cómodo y racional para cerrar la discusión, para poder decir que especular sobre dios y metafísica es poco recomendable y poco útil.
Pero creo que el asunto de la metafísica no se agota en demostrar la existencia o no de Dios, sería tan ilógico como pensar que el problema de la verdad se agota en los límites impuestos por el paradigma verificacionista de la ciencia. Por eso creo que es necesario cambiar la pregunta, ya no por la existencia, sino por el propósito de Dios. Esta pregunta es anulada desde el ámbito de la fe introduciendo la noción de misterio y argumentando la imposibilidad de comprender la naturaleza divina, la anulación de esta pregunta se puede encontrar en Descartes y en la aparición de Jesús a San Francisco de Asís. Desde el ámbito del escepticismo esta pregunto ni siquiera es formulada.
La noción de Dios y el surgimiento de la metafísica en general responden a la necesidad del hombre de ordenar y dar sentido o propósito a la realidad. Entonces es posible constatar que la existencia de Dios se postula como la instancia que trasciende el mundo ya que da sentido y explica la vida en función de un determinado fin. La explicación del mundo, de la vida y todo lo demás se coloca fuera del plano de material. Sin embargo, esa segunda instancia queda en el aire, sin propósito ni trascendencia puesto que tal como lo señala Cortazar “Toda tentativa para explicarlo fracasa por una razón que cualquiera comprende, y es que para definir y comprender habría que estar fuera de lo definido y lo entendible”. De ahí que podemos concluir que la existencia de Dios (o cualquier otro sistema metafísico de naturaleza teleológica) no puede conjurar el absurdo de la existencia misma y por lo mismo su existencia nos debiese ser indiferente, o en palabras de Nietzsche “Aunque la existencia de un mundo semejante [un mundo metafísico], fuese de las mejor probadas, también quedaría establecido que su conocimiento es el más indiferente de todos los conocimientos; más indiferente aún de lo que es para el navegante en la tempestad, el conocimiento del análisis químico del agua”.
De ahí que la diferencia entre un ateo y un escéptico no sea la radicalidad de la posición del primero (radicalidad que solo estaría dada en terminos de la pregunta esceptica), sino las preguntas que cada uno se hace. Ahí esta el truco de Sócrates. Lo importante no es convencer, sino hacer dudar entendiendo que la duda no se aloja en la afirmación en si, sino en las consecuencias de esta. Por eso mismo, a pesar de que mantengo como hipótesis la idea de un absurdo absoluto no me atrevería a defenderla dogmáticamente puesto que de hacerlo pierdo todo fundamento para establecer criterios morales, ¿Bajo que fundamento podría rechazar el genocidio en Irak, si no soy capaz de fundamentar el valor de la vida? En definitiva ¿Es posible una moral cuya base sea una noción absurdista de la vida?
En sintesis reflexionar sobre la idea Dios o sobre cualquiera de estas ideas de carácter abstracto no es interesante por el contenido o la posibilidad de existencia de dichas ideas, sino por la forma en que se llegaron a elaborar estos planteamientos y las posibles consecuencias que se pueden obtener de ellos, es decir, lo importante de una idea entonces serían tanto las preguntas a las que intenta responder como aquellas pueden ser planteadas a partir
En sintesis reflexionar sobre la idea Dios o sobre cualquiera de estas ideas de carácter abstracto no es interesante por el contenido o la posibilidad de existencia de dichas ideas, sino por la forma en que se llegaron a elaborar estos planteamientos y las posibles consecuencias que se pueden obtener de ellos, es decir, lo importante de una idea entonces serían tanto las preguntas a las que intenta responder como aquellas pueden ser planteadas a partir
- Cuarenta y dos - dijo Pensamiento Profundo, con calma y majestad infinitas.
Pasó largo tiempo antes de que hablara alguien.
Con el rabillo del ojo, Phouchg veía los expectantes rostros de la gente que aguardaba en la plaza.
- Nos van a linchar, ¿verdad? - susurró.
- Era una misión difícil - dijo Pensamiento Profundo con voz suave.
- ¡Cuarenta y dos! - chilló Loonquawl -. ¿Eso es todo lo que tienes que decirnos después de siete millones y medio de años de trabajo?
- Lo he comprobado con mucho cuidado - manifestó el ordenador -, y ésa es exactamente la respuesta. Para ser franco con vosotros, creo que el problema consiste en que nunca habéis sabido realmente cuál es la pregunta.
- ¡Pero se trata de la Gran Pregunta! ¡La Cuestión Ultima de la Vida, del Universo y de Todo! - aulló Loonquawl.
- Sí - convino Pensamiento Profundo, con el aire del que soporta bien a los estúpidos -, pero ¿cuál es realmente?
Un lento silencio lleno de estupor fue apoderándose de los dos hombres, que se miraron mutuamente tras apartar la vista del ordenador.
- Pues ya lo sabes, de Todo..., Todo... - sugirió débilmente Phouchg.- ¡Exactamente! - sentenció Pensamiento Profundo -. De manera que, en cuanto sepáis cuál es realmente la pregunta, sabréis cuál es la respuesta.
Pasó largo tiempo antes de que hablara alguien.
Con el rabillo del ojo, Phouchg veía los expectantes rostros de la gente que aguardaba en la plaza.
- Nos van a linchar, ¿verdad? - susurró.
- Era una misión difícil - dijo Pensamiento Profundo con voz suave.
- ¡Cuarenta y dos! - chilló Loonquawl -. ¿Eso es todo lo que tienes que decirnos después de siete millones y medio de años de trabajo?
- Lo he comprobado con mucho cuidado - manifestó el ordenador -, y ésa es exactamente la respuesta. Para ser franco con vosotros, creo que el problema consiste en que nunca habéis sabido realmente cuál es la pregunta.
- ¡Pero se trata de la Gran Pregunta! ¡La Cuestión Ultima de la Vida, del Universo y de Todo! - aulló Loonquawl.
- Sí - convino Pensamiento Profundo, con el aire del que soporta bien a los estúpidos -, pero ¿cuál es realmente?
Un lento silencio lleno de estupor fue apoderándose de los dos hombres, que se miraron mutuamente tras apartar la vista del ordenador.
- Pues ya lo sabes, de Todo..., Todo... - sugirió débilmente Phouchg.- ¡Exactamente! - sentenció Pensamiento Profundo -. De manera que, en cuanto sepáis cuál es realmente la pregunta, sabréis cuál es la respuesta.
2 comentarios:
seria re mula q la historia realmente fuera q los judios eran el pueblo elegido... tonces lo de los amo a todos es mentira.... no se... el juego divino como q no tiene sentido... o es incomprensible para la mente humana... como sea no puedo evitar creer en algo... no se q
en realidad me da lo mismo lo que piensen los judios, los catolicos, musulmanes o los budistas, lo que quería criticar en realidad es el agnoticismo y al escepticismo por ser argumentos demasiado comodos y por anular de cierta manera el debate, es como cuando pierdes y te dicen que lo importante no es ganar sino participar
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