lunes, 19 de febrero de 2007

Manifiesto de Profesores por el conocimiento

¿QUÉ EDUCACIÓN SUPERIOR EUROPEA?*
MANIFIESTO DE PROFESORES E INVESTIGADORES UNIVERSITARIOS

Los abajo firmantes, catedráticos, profesores titulares, profesores contratados, investigadores y becarios de investigación de diversas universidades de la Unión Europea, en tanto que responsables ante la sociedad de diferentes campos de conocimiento (si bien a título personal y no en representación de nuestras respectivas instituciones), deseamos manifestar públicamente nuestra preocupación ante la orientación que el proceso de construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior está adoptando en lo que a las reformas de las estructuras educativas se refiere, así como a la noción misma de universidad y de su papel en la educación superior. Conscientes como los que más de la necesidad de transformaciones profundas que contribuyan a su mejora, no por ello dejamos de advertir la necesidad de un debate público en el que puedan someterse a crítica algunos aspectos de especial relevancia.

Nos preocupa que las transformaciones de la universidad se planeen sin el indispensable debate público o que en este debate las numerosas voces que han de intervenir en él no dejen escuchar las opiniones de profesores y estudiantes universitarios.

Nos preocupa que, so pretexto de que la universidad debe estar al servicio de la sociedad, lo que nadie niega, proliferen las agencias e instituciones extrauniversitarias, que dominadas por el poder político de turno o por poderosos grupos de presión dirijan la política intrauniversitaria.


Nos preocupa que, con el argumento de que la universidad debe atender a las demandas sociales, haciendo una interpretación claramente reduccionista de qué sea la sociedad, en realidad se ponga a la universidad al exclusivo servicio de la empresas y se atienda únicamente a la formación de los profesionales solicitados por éstas.

Nos preocupa que de manera expresa se menosprecien otro tipo de demandas sociales de no menor importancia, desligadas de intereses mercantiles y directamente relacionadas con objetivos perseguidos por una parte del alumnado universitario como son la adquisición de una sólida formación teórica en una determinada especialidad científica o humanística, o el cultivo de muy diversas artes y saberes, todo lo cual constituye una parte del patrimonio cultural europeo digno de ser preservado y transmitido.


Nos preocupa que los cambios no sean respetuosos con la idiosincrasia de cada uno de los estudios universitarios y se aplique un modelo único para todas las titulaciones en el que domine casi por completo la profesionalización en el marco de una concepción claramente utilitarista del conocimiento. En particular nos preocupa que los criterios de la llamada “evaluación de la calidad” se conviertan en rígidos moldes que pongan fin a la necesaria diversidad de los estudios universitarios.

Nos preocupa que, anegados en la denominada por algunos “cultura de la calidad”, termine gestionándose la universidad al modo de una empresa, lo que de hecho implica concebirla como un negocio del sector de servicios, al tiempo que el conocimiento se convierte en una mercancía y los alumnos en clientes.

Nos preocupa que ciertos “expertos” en educación universitaria hayan convenido que la adaptación de los estudiantes al mercado de trabajo sea la única finalidad de la formación universitaria y deba traducirse en la adquisición de “habilidades, destrezas y competencias”, lo que de hecho supone un vaciamiento de contenidos enmascarado en un nuevo lenguaje de origen extra-académico. Muy especialmente nos preocupa que nuestras autoridades académicas hayan comenzado a hablar de la adquisición de conocimiento como el “elemento limitante”, a modo de un viejo traje del que cuanto antes convendría despojarse.

Nos preocupa que entre los no explicitados objetivos del nuevo auge que estos supuestos “expertos” en educación han decidido conceder a las mencionadas competencias, habilidades y destrezas en detrimento de los conocimientos propios de cada disciplina, figure, al menos en el caso específicamente español, el deseo de abordar por la puerta falsa el problema del fracaso escolar de los estudiantes derivado a su vez de la inadecuada formación con la que acceden a la universidad y que ha llevado a muchas facultades a tener que crear grupos cero con el fin de paliar dicho problema.

Nos preocupa que, en este contexto y bajo el lema "de la enseñanza al aprendizaje", la necesidad de reflexión pedagógica, imprescindible para la mejora de la enseñanza universitaria, se convierta en el pretexto para otorgar a una particular disciplina académica, la psicopedagogía, la función de marcar la pauta en las demás. Y que semejante transformación no desemboque en otra cosa que en un aumento desmesurado del trabajo burocrático del profesor (programación, temporalización, fichas, guías docentes), que merme sus energías sin aumentar la calidad de su docencia. A la vista de lo sucedido con la enseñanza secundaria, en el caso español esto resulta especialmente alarmante.

Nos preocupa que caminemos hacia una Universidad cuyo profesorado no va a ser valorado fundamentalmente por sus méritos docentes e investigadores, sino por su capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) y a la pedagogía del “aprender a aprender”, y por tanto a una Universidad definida por la menor exigencia de cualificación de sus investigadores y docentes (lo que, desde luego, permite abaratar sus costes).Nos preocupa que no se afronte la reforma universitaria con un estudio serio de las necesidades económicas (posible aumento de plantilla, remodelación de edificios, nuevos equipamientos), sin lo cual está condenada al fracaso. Ello, a su vez, se relaciona con la pretensión de que la actual reforma educativa se lleve a cabo sin una financiación estatal incrementada (“coste cero”).

Nos preocupa más específicamente que los vientos políticos corran en la dirección de reducir el peso económico del sector estatal en la educación, así como de condicionar la financiación pública a la previa obtención de financiación privada (eufemísticamente denominada “externa”), hasta el punto de llegar a convertir esta exigencia en un sorprendente requisito de calidad (tal y como ha sucedido con las menciones de calidad de los programas de doctorado). Así, como resultado de un nuevo sistema de financiación universitaria, nos preocupa que las universidades se vean abocadas a concebir su propia labor como la exclusiva producción de aquellas mercancías por las que las empresas estén dispuestas a pagar.

Nos preocupa que se acentúen las diferencias sociales en el acceso a la educación superior: tememos sobre todo que, en la mayoría de las universidades, los títulos de grado acabarán significando tan sólo un mero “pase” al mundo laboral, mientras que los títulos de posgrado, los que verdaderamente van a introducir la diferencia en punto a la cualificación, se convierten en un negocio.

Nos preocupa que la formación continua y la flexibilidad curricular de profesores y alumnos, propiciadas por la reforma, constituyan la ocasión y la excusa para una educación superior menos cualificada en la que, de hecho, se contribuya a formar futuros asalariados en peores condiciones laborales y sometidos a la extrema movilidad por territorio europeo que exijan los empleadores.

Nos preocupa, en fin, que la comunidad universitaria no exija ser escuchada, optando por el “sálvese quien pueda” o, como denuncia la Universidad de París 8, por el “cada uno para sí y el mercado para todos”. Lo que está en juego es el futuro de la educación superior en el seno del Estado Social de Derecho.





Madrid, marzo 2005




*Extraido de Asamblea Contra la Mercantilización de la Educación:

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lunes, 5 de febrero de 2007

No lo escriba, dígalo

Muchas veces me he preguntado porque la gente tiene la necesidad de escribir en blogs sobre sus sentimientos, sus miedos, sus ansiedades y sobre todo aquello que constituye una esfera privada e intima. Creo que por una cosa inherente a nuestra precariedad existencial (no quiero que se interprete esta con un valor negativo, sino que al contrario dicha propiedad hace que nuestras vidas sean interesante), necesitamos compartir dicha esfera con otras personas, no solo por el hecho de buscar apoyo y comprensión en otro sino que además por que a través de dicho acto puede hacerse entendible y transparente a uno mismo dicha intimidad.

¿Por qué? y ¿Para qué?... sinceramente no tengo idea, tal vez no haya una sola respuesta y probablemente cada una de ellas sea insuficiente (incluso si las sumásemos todas nos quedaría la misma insuficiencia), así que dejaré por mientras esos temas pendientes, a pesar de lo interesante que puedan parecer.

El punto que quiero rescatar es el hecho de que se utilice el blog (o afines) para este tipo de expresiones. Primero dejando de lado lo que siempre se suele criticar, de forma fácil y a ratos burda, es decir, el relativo anonimato que se puede dar en estas instancias “virtuales”, porque creo que en este sentido, dicho anonimato no es mayor que el existente a diario en todos los lugares públicos… en las calles las personas también suelen ser anónimas.

A un blog se le puede dar muchos usos, pueden resultar cosas interesentes si se les sabe ocupar (tampoco estoy diciendo que yo lo sepa), pueden ser herramientas de difusión, pueden ser medios para expresar y criticar ideas, constituir un lugar para compartir visiones de mundo, etc. Pero al momento de escribir acerca de emociones y sobre sentimientos, de dejar fluir la corriente de conciencia sobre el teclado, se les está dando un uso que me parece inapropiado, no por el hecho de que compartir con otros estas cosas sea incorrecto, sino porque se utiliza un medio que es insuficiente para cumplir dicha función.

Para aclarar esto, deberíamos realizar una comparación entre la comunicación cara a cara y aquella que se da pantalla a pantalla. La diferencia más obvia es que este ultimo tipo de comunicación carece de todos los elementos no verbales (gestos, enunciación, cadencia, etc.) que brindan una comprensión mucho más viva y compleja del discurso y por lo mismo este puede ser fácilmente distorsionado en su sentido al momento de ser interpretado por un otro. ¿Pero no sucede lo mismo con la literatura? ¿Las dificultades de la comunicación “virtual” no son las mismas de toda comunicación escrita? La literatura en muchas ocasiones es capaz de superar dichos obstáculos al tratar el tema de la emocionalidad, a pesar de que la mayoría de las veces no logre sus propósitos y se limite solo a la reiteración de lugares y efectos comunes (cosa de las cuales se abusa en los blogs). Entonces ¿es posible esperar que algunos (y sólo algunos) blogs den cuenta genuina y auténticamente de alguna emoción, de la misma manera que algunas (y sola algunas) obras literarias lo hacen? ¿y esta posibilidad no redime al resto de blogs que lo intentasen de la misma manera que la mala literatura se redime en una obra maestra (independiente del criterio que se usa para calificar de maestra a una obra)? Esto me lleva a pensar que no se puede reducir la crítica propuesta solo a las dificultades que presenta la expresión escrita en comparación con la oral que se da de manera cotidiana, ya que dichos obstáculos pueden ser superados a través de una buena técnica narrativa.

En este punto parece ser necesario distinguir entre la literatura propiamente tal y la corriente de conciencia de un blog, a pesar de que más tarde tengamos que reconocerle a la palabrería de moda que dicha distinción se realice de acuerdo a criterios arbitrarios y relativos, y que en ultima instancia los limites suelen ser siempre difusos. Esta diferencia radica a mi parecer en la intención que tiene cada una de estas actividades: en la literatura el fin principal es crear mientras que en el blog es la de comunicar aunque esto no quiere decir que la literatura no implique una comunicación y el blog una creación. En otras palabras en la literatura se asume la ficción de lo narrado, se asume que las emociones evocadas son creadas en el mensaje mismo y que estas no tienen necesariamente un correlato en el mundo fáctico, en el blog en cambio, lo que se busca es plasmar la propia emocionalidad en el texto y que este permita reproducción fidedigna de los sentimientos del autor para un lector. Por ejemplo, por muy poética (o patética) que sea una carta de amor, por muy logrados que estén cada uno de sus versos, esta no puede ser considerada literatura puesto que su fin no es la creación o expresión en sí como sucede en la poesía propiamente tal, sino que el fin de dicha carta es decir algo a otra persona (demostrar afecto, pedir perdón, despedirse, etc.). Lo mismo de puede decir de un blog cuando no se asume explícitamente la intención hacer ficción.

Pero a diferencia de una carta o de una conversación, al querer comunicar algo en un blog queda indeterminado el para quien de dicho mensaje. Es esa indeterminación del destinatario la que me hace pensar que un blog es insuficiente a la hora de querer escribir sobre sentimientos.

A esta idea se le pueden realizar al menos un par de críticas. La primera de ellas se elaboraría al señalar que en un intercambio de ideas o de opiniones de cualquier otra índole (como lo que UD está leyendo en este momento) pueden constituirse en formas de comunicación sin necesidad de determinar específicamente al receptor de dicho mensaje. ¿Por qué no sucede esto mismo con la expresión de sentimientos? Para poder esto habría que remitirnos a la distinción entre lo privado y lo público. El limite publico/privado también puede considerarse relativo y gradual, pero sea como sea que se los quiera diferenciar lo publico implica siempre el conocimiento y el dominio de una gran cantidad de personas o al menos su posibilidad de ser conocido y dominado por cualquier persona, mientras que lo privado es de acceso limitado, restringido a un pequeño grupo de personas. Por ejemplo, una calle pertenece al ámbito público puesto que es conocido o puede ser conocido por cualquier persona y en ese sentido es un algo que se muestra ante todos, mientras que el interior de una casa, un dormitorio por ejemplo, pertenece al ámbito de lo privado, puesto que su misma estructura tiene la función de ocultar (en el sentido de no mostrar) algo, ocultamiento que no es absoluto en el momento de que existe un grupo de personas con acceso a su contemplación. ¿Qué pasaría si colocase mi cama, a dostovieski, mi velador, mi cómoda y todas las demás cosas de mi pieza en la calle o en el jardín o en cualquier otro lugar en que pueda ser visto por cualquier persona que se le ocurra ir mirar? ¿Sería la misma habitación tanto en un espacio público como en uno privado o serían dos cosas distintas aunque conserven en parte cierta similitud? ¿Al extirpar algo desde la esfera privada y colocarlo en el mundo publico existe irremediablemente cierto grado de distorsión de ese algo?...Aunque el cambio sea mínimo, aunque cambio solo su estatuto de privacidad, la cosa publicada jamás equivale a la cosa privada. Posible conclusión: Lo privado nunca se muestra tal cual es en lo publico.
Aunque pueda concebirse la expresión sentimientos en la esfera publica, puesto que estos siempre están expresando durante nuestra vida cotidiana su comprensión siempre requiere o remite a una esfera intima. Por ejemplo todos podemos darnos cuenta de que alguien está triste, pero al buscar las razones de esa tristeza hay que ir más allá de lo meramente público, puesto que las relaciones contextuales que le dan sentido a dicha expresión emotiva se encuentran en un lugar esencialmente privado: la caja negra de Skinner.

Segundo, se puede señalar que la intención de quien escribe en un blog no es la de comunicar, sino la de simplemente expresar. Expresar nos permite en ese sentido y como ya había señalado nos permite a nosotros mismos comprender esa esfera emocional. Pero no hay una diferencia entre escribir algo y publicarlo, entonces cuando se argumenta que la razón detrás de la publicación de un blog es solo de la expresar, se esta explicando solo el motivo que llevo a dicha persona a escribir sobre eso, pero no se tocan las razones por lo cual esto se publica.


A pesar de que una comprensión adecuada de los sentimientos de otro (y tal vez la de los propios) sea imposible de lograr se puede señalar que la aproximación más apropiada a dicho entendimiento es la comunicación más directa posible. Decir las cosas es preferible a escribirlas, no solo porque la comunicación se enriquece con los elementos extraverbales sino también por el hecho de que en el dialogo la interacción es fluida o dinámica (no estoy seguro si es la palabra adecuada pero con esto quiero decir, que el dialogo permite de mejor manera intercambiar los roles receptor/emisor), lo que permite la incorporación del otro en el proceso de elaboración del mensaje mismo, en otras palabras no solo hay un hacer publico un algo privado, también existe la posibilidad del enriquecimiento de lo privado a partir de lo publico, dualidad que no puede darse en un blog debido a que en este ultimo ni siquiera se determina el para quien del mensaje.

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