viernes, 19 de enero de 2007

Sobre el Trabajo y el Tiempo

Definitivamente mi experiencia laboral va de mal en peor. Por lo menos, a mi me queda el consuelo que todo esto termina en un par de meses, pero para la mayoría de mis compañeros su vida está inevitablemente ligada a este tipo de empleos y a este tipo de empresas.

Aunque suene cliché, hay una distancia enorme entre la teoría y la práctica, y es distinto vivir la explotación que analizarla sobre un pedazo de papel (o la pantalla de un PC) desde la ociosidad del izquierdismo intelectual. A lo que me refiero principalmente es la facilidad con que se le critica a las clases dominadas su falta de compromiso por cambiar las circunstancias sociales que podría llamarse falsa conciencia pero que en realidad sería más apropiado denominar “inconsciencia”. En estos últimos días solo he llegado a mi casa a comer y a dormir, creo que si pasara el resto de mi existencia en un trabajo así difícilmente podría dedicar lo poco de vida que me quedaría a pensar en como poder llevar a cabo cambios sociales profundos.

Tampoco, es la idea que cierto grupo ya sea un movimiento, un partido o lo que se quisiese intente vender una solución prefabricada a las personas, o que la ciudadanía se limite a elegir entre un pequeño puñado de propuestas políticas, tal como ocurre en nuestra democracia, cual representa mejor sus intereses. No, por muy buenas intenciones que tengan estas otras personas, la solución debe venir desde abajo, desde quienes sufren a diario las consecuencias del capitalismo. El rol de los intelectuales, pensadores, políticos que de verdad estén interesados en generar cambios reales y profundos en las condiciones sociales y no una simple transformación en la forma en que se realiza la explotación, debe ser el de crear y asegurar las condiciones para que sean los propios trabajadores los que impulsen y realicen dichos cambios. El resto es solo masturbación mental, es pretender volar cuando ni siquiera se ha a aprendido a caminar.

Por esto mismo creo que el fracaso que han tenido los grandes movimientos populares, se debe principalmente a esta distancia entre aquellos que piensan la solución y aquellos que sufren el problema, que da como resultado una falta de compromiso no solo con los cambios sociales tangibles sino con una nueva forma de pensar a las personas y la sociedad que implicaría dicho cambio.

Lo que quiero señalar con toda esta divagación anterior y este repaso de algunos lugares comunes, es que más allá de la miseria material generada por el capitalismo, existe una usurpación de un bien de igual o incluso de mayor importancia que es le negado al trabajador promedio. Este bien es el tiempo (libre). Quizás su carencia no es tan llamativa o apremiante como la carencia de alimentos, de vivienda y/o de cualquier otro bien de primera necesidad, pero su perdida puede ser considerada aún mas terrible si es que pensamos que nuestra existencia es fundamentalmente tiempo que se consume durante el transcurso de nuestra vida. Nuestras posibilidades de ser se juegan en eso que llamamos tiempo y la usurpación de este bien sería por tanto no solo una usurpación del ser que es, sino del que pudo haber sido, usurpación que para ser claros debemos llamar esclavitud. Como decía un antiguo profesor, el dinero solo nos da la ilusión de ser libres.

Si se le niega el tiempo para sí al trabajador, también se le niega la posibilidad de ser para si mismo, por eso no es de extrañar la falta de compromiso e interés por los problemas sociales que le atañen directamente. Con esto creo que no he dicho nada nuevo, pero creo que nunca esta demás volver a recordarlo.

3 comentarios:

El Hispano dijo...

Muy cierto, debías recordarlo.
Yo nunca he trabajado, creo que lo haré cuando esté muy apremiado (por necesidad debía haber empezado a trabajar hace muchos años....). "El problema es cómo iniciar algo desde abajo si aun no llego a casa después de trabajar..."
por eso me quedo en casa, se que gozo de una educación superior y trataré de no malgastarla lo más que pueda. Me da lo mismo el ser, pero no quiero ser (aun) esclavo del salario. El hecho de que no trabaje y ocupe mi tiempo en "pensar" no me hace superior en otras cosas. El aguante del hombre que trabaja es muy grande, pero no considero que éste deba sacrificar su vida al dios trabajo.
Debe cansarse, hastiarse!!!! Cuando lo haga, ya no mandará la corbata y los zapatos a la mierda como todas las noches, sino que pretenderá, reconquistar ese tiempo que le es usurpado. Esa es la única "revolución válida", sin planes predeterminados, un mero lanzarse a ocupar el tiempo que ya no goza, el hombre querrá gozar. Los planes de los intelectuales son útiles tanto son solamente analisis de lo que posiblemente se pueda hacerse en el tiempo reconquistado. No son útiles cuando son instrucciones, porque eso sería converti esas reconquistadas horas libres, en tiempo de trabajo, aunque sea trabajo "revolucionario".

Ernesto Schutz dijo...

Impresionante como describes las situaciones.

Ernesto Schutz dijo...

AYYYYY el trabajo!!!